Luis Alberto Romero es una referencia a la hora de estudiar la historia argentina. Ricardo Ceppi |
“La pobreza es una novedad en
Argentina”
Luis
Alberto Romero (Buenos Aires, 1944) es uno de los historiadores
Por
Carlos E. Cué / 8 de Julho
Pregunta.
¿Cómo recorrió Argentina estos 200 años?
Respuesta. Hay que pensar
en la enorme apuesta al vacío que hicieron los hombres que decretaron la
independencia, no sabían ni qué territorio iban a tener. Todo surge a partir
del hundimiento del imperio español, e inmediatamente después la guerra civil. Y luego el proyecto de Fernando VII de reconquistar esto
empezando por Venezuela. Todos cayeron salvo esta zona del Río de La Plata.
España intentó devolver las cosas a antes de Napoleón. 1816 era un momento muy
incierto. San Martín no quería hacer la guerra sin tener el respaldo de un
estado, para no parecer un pirata. En Tucumán había mucha gente de bajo perfil.
Desde la independencia durante 70 años hubo guerras constantes. Hasta 1880 no
hubo paz.
P. Y ahí comienza
el esplendor.
R. Ahí Argentina
descubre las enormes posibilidades del mercado mundial sobre la base de un
Estado consolidado y la educación pública. En 1816 no existía Argentina y no
existió durante mucho tiempo. Eran las provincias unidas del sur, un cheque
abierto para ver quién se sumaba. El nosotros estaba por definirse. Por eso la
educación fue clave. La gran fábrica de argentinos es la escuela. Todos los
nacionalismos son inventos, hubo que hacerlo sobre todo para incorporar a los
inmigrantes. Si vemos cómo está ahora Europa hay que decir que a los argentinos
nos gusta hablar mal de nosotros pero ese fue un ejemplo muy exitoso de
asimilación e integración. En épocas más recientes vivimos migraciones de
paraguayos, peruanos, bolivianos y nadie plantea que ese sea un gran problema.
Argentina triunfó en eso. En la primera etapa hasta 1888 hay nacionalismo
liberal, como Mazzini en Italia. Son argentinos todos los que quieren vivir en
Argentina. Es una idea roussoniana. Si acepta las reglas es argentino. El giro
es a principios del siglo XX cuando empieza a tener éxito la idea alemana de
nación como pueblo culturalmente homogéneo. El ser argentino. Y todo se complica cuando intervienen en esta discusión el
ejército, la iglesia, el radicalismo y el peronismo. Cada uno tira para su
lado. El ejército por la tierra, la iglesia por la nación católica, que en los
años 30 fue importante y una rama de ese nacionalcatolicismo lleva al
peronismo. El radicalismo despreciaba al resto.
P. ¿Cuándo se
complica?
R. Desde el punto
de vista económico la curva argentina tiene una primera flexión después de la
primera guerra mundial, ya no es tan fácil todo, y después a partir de 1930 con
la crisis económica. Pero la crisis fuerte es la de 1970. Ahí es donde
Argentina empieza a venirse abajo. Pero desde el punto de vista ideológico la
quiebra viene antes, cuando la élite empieza a entusiasmarse con la idea de la
grandeza argentina, que lleva al nacionalismo duro. Hasta la escuela pública
cambia y se vuelve más adoctrinadora. Antes la idea era una Argentina
cosmopolita, liberal, abierta al mundo, como EEUU.
Mucha gente se pregunta si uno de los problemas de
argentina no está en una democratización demasiado rápida. De la idea de la
igualdad unida a la de achatemos para ser todos iguales y barramos con
cualquier élite talentosa. Antes en Argentina la igualdad estaba asociada a la
movilidad ascendente. Pero después el peronismo instaló otras ideas. El primer
peronismo, en 1945, repartió igualdad sin producir grandes trastornos. Pero era
un régimen político autoritario con apoyo de masas. Uno de los frutos de la
democratización rápida es que lleva a movimientos totalitarios con gran base de
apoyo, como pasó en Europa con Hitler o Mussolini. En EEUU o Reino
Unido las instituciones eran más fuertes y aguantaron.
P. ¿Por qué
Argentina tuvo tantas dictaduras?
R. Los militares
intervinieron porque eran llamados por la facción perdedora en la política.
Todo tiene que ver con la cultura nacionalista y la política facciosa que apela
a los militares. No existe la dictadura sin alguien que la apoye en la
sociedad. Todo tiene que ver con la dificultad de tener instituciones solidas que
permitan que se haga política y no guerra civil.
P. ¿Qué pensarían
los congresistas de 1816 si vieran la Argentina actual?
R. Es
inimaginable. Habrían dicho probablemente que Fernando VII no estaba tan mal,
jaja. Si hubieran vivido durante la última dictadura militar lo
habrían pensado. Con la inmigración masiva la Argentina se hace de nuevo.
Creo que los líderes de 1880, los que pensaron la nueva Argentina, habrían
visto esto como una tremenda decadencia. Creo que todavía en 1960 la habrían
reconocido como su Argentina, antes del golpe de Onganía. Pero después no.
Hasta el 66 los obreros soñaban con el socialismo, los actuales solo piensan en
cortar en la calle para poder subsistir. El quiebre es en los 70. La pobreza es
una novedad en Argentina. En enero del 66 una desocupación mayor del 6% parecía
gravísima. No existía esta percepción de ahora de que son dos mundos distintos,
los pobres viven en otro y no tienen posibilidad de salir. Antes había un
camino de mejora. Tengo un amigo profesor de historia en la universidad de
Buenos Aires cuyo padre era analfabeto. Era el sueño argentino, el de los
inmigrantes. Eso se ha roto. Nadie cree que tenga un mérito especial trabajar.
P. ¿Cómo llega
Argentina a 2016?
R. Depende de la
perspectiva política de cada uno. Hay una gran división. Lo que diferencia a
Argentina es el enorme peso de las corporaciones, especialmente los sindicatos
y los empresarios que viven del Estado. Yo formo parte del grupo que cree que
tenemos una oportunidad, chiquita, que requiere mucho talento político y mucha
suerte. Pero creo que se puede cambiar, por ejemplo la corrupción instalada en
el Estado. No es fácil. No es seguro que este Gobierno no termine en lo mismo.
Pero se puede hacer. Si el Estado pudiera lograr que las escuelas en barrios
pobres dejaran de dedicarse a alimentar a los chicos y volvieran a lo que
fueron cambiaría mucho.
P. ¿Hay una
nostalgia de lo que pudo ser?
R. Eso es de gente
mayor. Los jóvenes no tienen esa percepción. El tema de la dictadura que para
nosotros es clave para ellos es algo ajeno. Lo de la vieja grandeza no funciona
mucho. No creo que sea verdad que la Argentina debiera jugar en ligas mayores,
yo me conformo con ser un país mediano razonable. Pero estamos muy lejos de
eso.” Babelia , El País
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